martes, 11 de diciembre de 2012

UNO CON LA MÚSICA


      El estilo que caracteriza a las bailarinas es una cualidad que llama la atención y fácilmente impresiona a un público desacostumbrado a la ardua realidad del ballet clásico, es decir, son reconocidas por su impecable técnica y alabadas a diario por parte de una sociedad creyente que “ellas nacieron bailando”. Si bien sus sonrisas y movimientos llenos de elegancia envuelven a la audiencia desde el primer momento, esa “perfección” que les atribuyen se formó gracias a una persistencia increíble, manifestada en infinitos ensayos que, por lo general, comienzan en la niñez, donde se forman las bases de una gran disciplina, creatividad, imaginación y de un gran poder de concentración.

Alumnas de la Escuela de Ballet Clásico Petite

      Las personas realmente quieren conocer lo que significa el ballet para los niños, niñas y adolescentes que lo practican, debido a que, ellos son el futuro de la danza y sin su participación esta llegaría a desvanecerse como tal.

      Para la mayoría, “el ballet es un estilo de vida”. Así lo percibe Daniela Balza, alumna de la Escuela de Ballet Clásico Petite que, con 13 años de edad, manifiesta su compromiso y pasión por este arte. “Para mí, el ballet lo es todo. Desde muy pequeña lo practico y ya forma parte de mí. Es mi pasión y todo lo que amo. Deseo seguir bailándolo toda mi vida”, señala.

Daniela Balza y Paola Biasillo

      Por su parte, la bailarina Daniela Ramírez, con apenas 11 años, afirma que “el ballet es un arte donde comunicas tus sentimientos y emociones mediante el cuerpo”. Además, Laura Cárdenas, de 12 años, asegura que la danza clásica “significa estar relajado, pero al mismo tiempo concentrado en lo que haces”; demostrando así, la determinación característica de una artista al opinar que “no necesitas ni una palabra para transmitir las cosas”.

      Sencillamente, una vez que formas parte del apasionado mundo del ballet, este se convertirá en un arte que no te abandonará y te acompañará siempre.

      “Me ayuda a expresar mis sentimientos cuando estoy feliz, triste o cualquier otra cosa. Es una pasión que requiere de un esfuerzo muy grande; por ello, el ballet es un estilo de vida”, confirmó la alumna de la Escuela de Ballet Clásico Petite Valentina Tumminello, con 15 años de edad.

Valentina Tumminello y Alejandra Guía
      Tan solo a sus 12 años, Ivanna Pérez comenta: “Mediante el ballet puedo expresarme y mostrarle a las personas lo que en verdad soy capaz de hacer”. Sus palabras evidencian que, desde muy pequeñas, las bailarinas adquieren tal disciplina que les permite estar conscientes de la dura y competitiva realidad a la que se enfrentan formando parte del universo de la danza.
      
      El ballet, así como las otras artes, sensibiliza a la persona que lo practica, brinda una visión diferente del mundo y atribuye una capacidad de percepción que no todos tienen la suerte de poseer. La bailarina de 13 años de edad, Valeria Binda, que se ha visto envuelta por la magia de esta danza, explica: “Simplemente es algo perfecto. Implica un ritmo de vida que muy pocas personas suelen mantener porque requiere constancia y sobretodo muchísima resistencia”.

Valeria Binda, Laura Cárdenas, Valentina Tumminello y Alejandra Guía
      Capturando a todos y cada uno de los bailarines sin distinción alguna, la danza clásica influye en la manera en la que niños, adolescentes y adultos aprecian la vida  y se relacionan con la sociedad. Al ser un arte tan exigente, forja una actitud que les permite a sus representantes volverse “uno con la música” y ser capaces de expresar sus sentimientos a través del cuerpo; sin decir ni una sola palabra.


 
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