El
estilo que caracteriza a las bailarinas es una cualidad que llama la atención y
fácilmente impresiona a un público desacostumbrado a la ardua realidad del ballet clásico, es
decir, son reconocidas por su impecable técnica y alabadas a diario por parte
de una sociedad creyente que “ellas nacieron bailando”. Si bien sus sonrisas y
movimientos llenos de elegancia envuelven a la audiencia desde el primer momento,
esa “perfección” que les atribuyen se formó gracias a una persistencia
increíble, manifestada en infinitos ensayos que, por lo general, comienzan en
la niñez, donde se forman las bases de una gran disciplina, creatividad,
imaginación y de un gran poder de concentración.
Alumnas de la Escuela de Ballet Clásico Petite |
Las personas realmente quieren conocer lo que significa el ballet para los
niños, niñas y adolescentes que lo practican, debido a que, ellos son el futuro
de la danza y sin su participación esta llegaría a desvanecerse como tal.
Para la mayoría, “el
ballet es un estilo de vida”. Así lo percibe Daniela Balza, alumna de la Escuela de Ballet Clásico Petite que, con
13 años de edad, manifiesta su compromiso y pasión
por este arte. “Para mí, el
ballet lo es todo. Desde muy pequeña lo practico y ya forma parte de mí. Es mi
pasión y todo lo que amo. Deseo seguir bailándolo toda mi vida”, señala.
Daniela Balza y Paola Biasillo |
Por su
parte, la bailarina Daniela Ramírez, con apenas 11 años, afirma que “el ballet
es un arte donde comunicas tus sentimientos y emociones mediante el cuerpo”.
Además, Laura Cárdenas, de 12 años, asegura que la danza clásica
“significa estar relajado, pero al mismo tiempo concentrado en lo que haces”;
demostrando así, la determinación característica de una artista al opinar que
“no necesitas ni una palabra para transmitir las cosas”.
Sencillamente, una vez que
formas parte del apasionado mundo del ballet, este se convertirá en un arte que
no te abandonará y te acompañará siempre.
“Me ayuda a expresar mis
sentimientos cuando estoy feliz, triste o cualquier otra cosa. Es una pasión
que requiere de un esfuerzo muy grande; por ello, el ballet es un estilo de
vida”, confirmó la alumna de la Escuela de Ballet Clásico Petite Valentina Tumminello, con 15 años
de edad.
Valentina Tumminello y Alejandra Guía |
Tan solo a sus 12 años, Ivanna Pérez comenta: “Mediante el ballet puedo
expresarme y mostrarle a las personas lo que en verdad soy capaz de hacer”. Sus
palabras evidencian que, desde muy pequeñas, las bailarinas adquieren tal
disciplina que les permite estar conscientes de la dura y competitiva realidad
a la que se enfrentan formando parte del universo de la danza.
El ballet, así como las
otras artes, sensibiliza a la persona que lo practica, brinda una visión
diferente del mundo y atribuye una capacidad de percepción que no todos
tienen la suerte de poseer. La bailarina de 13 años de edad, Valeria Binda, que se ha visto envuelta por
la magia de esta danza, explica: “Simplemente es algo perfecto. Implica un
ritmo de vida que muy pocas personas suelen mantener porque requiere constancia
y sobretodo muchísima resistencia”.
Capturando a todos y cada
uno de los bailarines sin distinción alguna, la danza clásica influye en la
manera en la que niños, adolescentes y adultos aprecian la vida y se
relacionan con la sociedad. Al ser un arte tan exigente, forja una actitud que
les permite a sus representantes volverse “uno con la música” y ser capaces de
expresar sus sentimientos a través del cuerpo; sin decir ni una sola palabra.
Valeria Binda, Laura Cárdenas, Valentina Tumminello y Alejandra Guía |
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