jueves, 6 de diciembre de 2012

"ERA YO SOLA CON EL ESCENARIO"

      Muchos definen al ballet clásico como “la más cruel de las artes escénicas”. Una persona que ha decidido dedicar su vida al mundo de la danza debe poseer tal determinación, compromiso y seguridad como para que sea capaz de mostrar la mejor de sus sonrisas en todo momento; transmitiendo así, un sentimiento profundo sin necesidad de emitir palabra alguna. A continuación, conocerán un poco acerca de la vida de una bailarina que relatará algunas de sus anécdotas y las experiencias que ha adquirido a lo largo de su vida dentro de un universo competitivo, como lo es el del ballet.

Seira Delgado
      Con apenas 22 años de edad, la venezolana Seira Delgado ha tenido una larga trascendencia en la danza clásica. Inició su aprendizaje a los 4 años en la Escuela Nacional de Danza del Táchira y se graduó como Bailarina Profesional a los 19 años en la Escuela Nacional de Danza en Distrito Capital.
Actualmente, estudia Gestión y Producción Cultural de Danza en la Universidad Nacional Experimental de las Artes (UNEARTE) y es profesora de ballet en la Escuela de Ballet Clásico Petite; viéndose siempre atraída por el mundo artístico. Además, recientemente inició una nueva etapa de su vida, la maternidad.

P: Buenas noches, Seira. ¿Podrías hablar un poco acerca de lo que te llevó a iniciarte en el ballet?
R: Me inicié en el mundo del ballet por mi mamá; ella también se graduó de bailarina profesional. Nos fuimos para San Cristóbal, allá la contrataron como profesora y desde que yo tenía como 4 años me llevaba a sus clases para que las viera. Ahí me empezó a gustar y como soy muy inquieta me ponía siempre a ensayar con mi hermana.

P: ¿Y específicamente por qué elegiste el ballet entre tantos tipos de baile?
R: El ballet es como la base que te lleva a bailar mejor en todos los tipos de danza. Yo he hecho talleres de tango y quisiera hacer de flamenco; me gusta de todo un poco.

Seira corrigiendo a sus alumnas
P: Tomando en cuenta que tu mamá es bailarina y fue tu profesora de ballet, ¿cómo fue tu experiencia en comparación a la de las otras alumnas? ¿La exigencia era mayor?
R: Bueno, tener una mamá profesora de ballet es 50 y 50. Cuando yo estaba aprendiendo ella me corregía, me impulsaba a esforzarme más y me exigía muchísimo más que a las otras alumnas; a las demás les pedía que dieran siempre un 100% y a mí como un 200% (risas). Al principio me daba rabia porque yo quería que me tratara igual que a las demás, pero a medida que fui creciendo me iba dando cuenta de que era una fortaleza. Cuando yo era más grande y ella ya no era mi profesora me hacía muchas críticas constructivas para que yo mejorara en los detalles que me faltaban. Es una buena experiencia tener una mamá bailarina y profesora.

P: Has entrado en una nueva etapa en tu vida, la maternidad, ¿cómo has logrado balancear esto con tus estudios y el ballet?
R: Ha sido un  poco difícil y agotador, pero lo he sabido llevar porque desde muy pequeña, gracias a Dios, mi mamá me enseñó a distribuir el tiempo. También, trato de tener momentos durante el día en los que me pueda relajar y el bebé está conmigo en todo momento; nunca me olvido de él (risas). La universidad tiene horarios muy flexibles; estudio en la mañana y luego en la tarde voy a dar clases en la Escuela de Ballet Clásico Petite.

"El bebé está conmigo en todo momento."
P: ¿Y considerarías retomar tu carrera de bailarina profesional próximamente?
R: Por ahora no he seguido bailando por los puntos internos de la cesárea porque la doctora me mandó 6 meses de reposo para luego volver a comenzar poco a poco como si fuera una niñita pequeña. Además, estoy formando una agrupación para las muchachas que no han entrado en compañías como yo porque se nos ha hecho algo difícil; aquí no hay suficientes corporaciones de danza para poder ejercer profesionalmente y por eso estamos creando ese conjunto para poder fundar una compañía más adelante.
                                
P: ¿Te gustaría que tu hijo, Samuel, se adentrara en el mundo de la danza en un futuro?
R: Mi mamá me crio siempre dándome apoyo en mis decisiones y yo pretendo hacer lo mismo con él, pues. Si Samuel quiere tomar clases de danza lo apoyaré, aunque no me gustaría mucho porque ese mundo es muy difícil y competitivo. Me encantaría que supiera de arte en general, ya que, su papá es músico y yo bailarina; además, siento que todos necesitan tener esa clase de cultura porque eso sensibiliza a la persona y la ayuda a relacionarse con la sociedad.

"Si Samuel quiere tomar clases de danza lo apoyaré."
 P: A lo largo de tu vida como bailarina, ¿en qué presentaciones has participado? ¿Hay algún momento que te haya marcado?
R: ¡He participado en muchísimas desde los 6 años! (risas). En San Cristóbal, con la Escuela Nacional de Danza del Táchira siempre hacíamos una función en julio y otra en diciembre. Luego nos vinimos a vivir a Caracas y empecé el ballet otra vez a los 12 años en la Escuela Nacional de Danza en Distrito Capital que quedaba en el Teresa Carreño; por eso, siempre nos llamaba la compañía del teatro para participar en las presentaciones. Bailé Coppélia, Lago de los Cisnes, El Cascanueces, hice de niño y de mamá en varias oportunidades; de todo un poquito. Además, tuve la oportunidad de presentarme en El Cascanueces que organizó la coreógrafa María Eugenia Barrios, en Maracaibo. Mi graduación me marcó mucho, ya tenía la madurez, me exigía cada vez más y me esforzaba para lograr las cosas que no me salían; me emocionó bastante porque era un solo, era yo sola con el escenario y las personas podían notar cualquier error. También conseguí llegar a mi peso adecuado (risas).

"Era yo sola con el escenario."
P: ¿Cómo ha sido tu experiencia instruyendo ballet en la Escuela de Ballet Clásico Petite?
R: Me ha gustado mucho porque siento que empecé en un momento en el que las alumnas no me esperaban; fue como un shock para ellas (risas). Vi que la mayoría estaba en un nivel muy por debajo del que debían tener para el año que cursaban y pensé “Hay que elevarles el nivel”, ya que, como profesora me gustaría llevarlas a competir en otros lados para que vayan adentrándose en el mundo de del ballet profesional. Siempre es bueno conocer otros profesores porque cada uno tiene su manera de enseñar, todos son diferentes y algunos más exigentes que otros.

P: Describe al ballet con la primera palabra que se te venga a la mente.
R: ¿Ballet en una sola palabra? ¡Wow! (risas). Te puedo decir 2: pasión y sacrificio.

P: Para finalizar, déjale un mensaje a todas aquellas bailarinas que se están iniciando en el arduo mundo del ballet clásico.
R: El mundo de la danza, sea el baile que sea, es un arte que se tiene que valorar, un mundo muy bello al cual no todos tienen la suerte de formar parte. Te ayuda a desenvolverte mejor y te da una gran disciplina. El ballet es algo bonito, no sé, un disfrute. Te va a durar para siempre, te va a servir para desahogarte y animarte, aunque algunas veces no te anima tanto (risas), pero todo ocurre por una razón y te lleva a mejorar.
 
"El mundo de la danza, sea el baile que sea, es un arte que se tiene que valorar."
P: Muchas gracias Seira, ha sido un placer.
R: De nada, ¡lo disfruté mucho!




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